lunes, 1 de junio de 2015

Ralidad Irreal

A veces me pregunto si en realidad existes...
Me haces reír como nadie. Me comprendes en esos momentos en los que nadie más lo hace. Me aguantas cuando no me aguanto ni yo y, me haces tan fácil y llevaderos los pequeños problemas del día a día que, casi no me doy cuenta de que han existido y, que se han solucionado gracias a ti. Ni si quiera me doy cuenta de que mis alegrías son más gracias a ti.
Me llenas. Me aportas. Me complementas y le das sentido a mi vida. Nuestra vida.
No hace falta que te diga cómo me siento. Lo sabes. Eres capaz de levantarme si me caigo y de pasearme en volandas si estoy arriba.
No sabía que necesitaba ese beso hasta que me lo diste. Pero esa es tu especialidad. Saber lo que necesito y entregármelo multiplicado por mil. Solo tú encuentras esa palabra o gesto que me hace falta en cada momento, y me lo das como si nada. 
Anoche quise, una vez más darte las gracias por estar. Por existir. He querido agradecértelo de la mejor manera que sé que no es otra que abrazándote. Fundiendo nuestros cuerpos hasta ser uno, como tú haces con nuestras almas. Por eso, me he abrazado a ti de tal forma que he podido sentirte como jamás creí se pudiera sentir a otra persona. Hemos cerrado los ojos y hemos dejado que fueran nuestras mentes las que terminasen de decirse lo que los dos ya sabíamos y que, los latidos de nuestro corazón, al unisono, compusiesen la melodía perfecta, para que nuestros cuerpos entrelazados y nuestras mentes hechas una sola, se transportaran a ese idílico mundo de los sueños en el que ya no distinguíamos si lo sentido es tuyo, mio, o simplemente nuestro. Y después de una breve eternidad juntos en ese sueño en el que no sabes si han pasado seis horas, seis años o seis vidas, he abierto los ojos y ya no estabas. Y como siempre que no estás me he sentido solo. Muy solo. Pero lo cierto es que no estabas. Y ya no sé si nunca estuviste. Por eso, aún a veces me pregunto si en realidad existes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario